Miguel es Napoleón
Multifacético por accidente
Tiene esquizofrenia y deambula por las calles porteñas cambiando de roles diariamente.
Quien creería que Napoleón volvería a la vida después de tanto tiempo, y encima aquí, en nuestra ciudad. Pero esperen, mas allá de su gran parecido, no es Bonaparte quien transita nuestras calles.
Este hombre de numerosas personalidades se llama Miguel Soput, según averiguamos, ya que el día que lo visitamos nos decía ser Napoleón Bonaparte.
Lo encontramos en Plaza Italia cantando al ritmo de la Marsellesa con un sombrero similar al del Emperador. Lo llamativo es que una vez que le preguntamos acerca de su persona nos describió a raja tabla la vida del Primer Cónsul de Francia. “Soy un loco con cultura general” nos reveló. Algo era seguro, era conciente de su condición. Por esa razón, decidimos investigar más acerca de su persona y descubriríamos algo bastante interesante.
Miguel tuvo una estandía de 2 años en el Borda, donde llevó adelante un tratamiento, para dejar atrás cualquier actitud que no le correspondiese a quien realmente era. Sin embargo, antes de que su doctor se lo indicara, abruptamente terminó con el proceso “que lo curaría”. Nos dijo que jamás dejaría que le digan como ser, el tener que seguir ciertos estándares sociales Se escapó del Hospital y nunca más regreso a él.
El insiste que no es desconocedor que la gente lo trata distinto por el hecho de deambular con las vestimentas de Napoleón. Pese a ello, asegura, que él se siente feliz al pensar en el hecho de que es quien alguna vez fue el hombre más poderoso del mundo. Cada loco con su locura.
Soput no sólo interpreta a Bonaparte también a varias otras personas las cuales no son relevantes para la Historia, con lo cual decidimos no centrarnos en ellas. La realidad aquí, es que si uno viese a Miguel vestido con ropa casual, diría que es un hombre muy lucido e informado pero por lo que nos han dicho no es así.
La pregunta que considero deberíamos hacernos es… ¿Acaso está mal el hecho de que una persona quiera soñar? No importa con que, un auto, un puesto, una familia o en este caso el ser un líder mundial. No hay sueños ni mejores ni peores. Cada uno tiene lo suyo, lo que si comparten todos, es que hay que dejarlos volar para así lograr que la persona que vive con ellos, pueda llevarlos a cabo y conseguir su satisfacción, su felicidad.
Luego de reflexionar, llegamos a la conclusión de que Miguel es un ejemplo. Dentro de una sociedad en la que nos exigen que abandonemos nuestros mayores deseos si es que queremos disfrutar un “buen pasar”, el decidió dejar de formar parte de ella para así poder seguir soñando.
Multifacético por accidente
Tiene esquizofrenia y deambula por las calles porteñas cambiando de roles diariamente.
Quien creería que Napoleón volvería a la vida después de tanto tiempo, y encima aquí, en nuestra ciudad. Pero esperen, mas allá de su gran parecido, no es Bonaparte quien transita nuestras calles.
Este hombre de numerosas personalidades se llama Miguel Soput, según averiguamos, ya que el día que lo visitamos nos decía ser Napoleón Bonaparte.
Lo encontramos en Plaza Italia cantando al ritmo de la Marsellesa con un sombrero similar al del Emperador. Lo llamativo es que una vez que le preguntamos acerca de su persona nos describió a raja tabla la vida del Primer Cónsul de Francia. “Soy un loco con cultura general” nos reveló. Algo era seguro, era conciente de su condición. Por esa razón, decidimos investigar más acerca de su persona y descubriríamos algo bastante interesante.
Miguel tuvo una estandía de 2 años en el Borda, donde llevó adelante un tratamiento, para dejar atrás cualquier actitud que no le correspondiese a quien realmente era. Sin embargo, antes de que su doctor se lo indicara, abruptamente terminó con el proceso “que lo curaría”. Nos dijo que jamás dejaría que le digan como ser, el tener que seguir ciertos estándares sociales Se escapó del Hospital y nunca más regreso a él.
El insiste que no es desconocedor que la gente lo trata distinto por el hecho de deambular con las vestimentas de Napoleón. Pese a ello, asegura, que él se siente feliz al pensar en el hecho de que es quien alguna vez fue el hombre más poderoso del mundo. Cada loco con su locura.
Soput no sólo interpreta a Bonaparte también a varias otras personas las cuales no son relevantes para la Historia, con lo cual decidimos no centrarnos en ellas. La realidad aquí, es que si uno viese a Miguel vestido con ropa casual, diría que es un hombre muy lucido e informado pero por lo que nos han dicho no es así.
La pregunta que considero deberíamos hacernos es… ¿Acaso está mal el hecho de que una persona quiera soñar? No importa con que, un auto, un puesto, una familia o en este caso el ser un líder mundial. No hay sueños ni mejores ni peores. Cada uno tiene lo suyo, lo que si comparten todos, es que hay que dejarlos volar para así lograr que la persona que vive con ellos, pueda llevarlos a cabo y conseguir su satisfacción, su felicidad.
Luego de reflexionar, llegamos a la conclusión de que Miguel es un ejemplo. Dentro de una sociedad en la que nos exigen que abandonemos nuestros mayores deseos si es que queremos disfrutar un “buen pasar”, el decidió dejar de formar parte de ella para así poder seguir soñando.
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Miguel en acción ante la vista de turistas y transeúntes
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